Fitz-James Stuart Churchill, I duque de Berwick y la guerra de sucesión española (1701-1714)
(Fitz-James Stuart Churchill, I duque de Berwick. Fuente: https://theonlineportraitgallery.com/portrait/james-fitzjames-1st-duke-of-berwick-3/)
Jacques Fitz-James Stuart Churchill nació el 21 de agosto de 1670 en Moulins, en Francia. Su padre era el hermano del rey Jacobo II de Inglaterra, el duque de York Jacobo Estuardo, y su madre era Anabella Churchill, hermana del duque de Marlborough.
Se educó con los jesuitas en Francia, pero cuando su padre ascendió como Jacobo III en 1685, empieza su trayecto militar en Europa en la batalla de Buda (Hungría) en 1686 y 1687. En este último año, fue nombrado duque de Berwick, al año siguiente fue nombrado gobernador de Portsmouth. Sin embargo, la revolución gloriosa inglesa (1688-1689) acabó deponiendo al rey Jacobo III, lo que obligó a la familia real a exiliarse en Francia. Desde 1689, dirigió en Irlanda al ejército jacobita que apoyaba a su padre hasta 1691. A partir de este año, empiezan sus servicios al rey de Francia Luis XIV, destacando en las victorias francesas en los Países Bajos en Mons o Charleroi. Durante esta década, a medida que fue ascendiendo de rango militar, estuvo preparando a los jacobitas que todavía operaban en Inglaterra.
En 1701 su padre falleció, y con él, sus aspiraciones al trono inglés se vieron hundidas. En los inicios de la guerra de Sucesión española, las ciudades españolas se preparan para un conflicto que por primera vez toca el corazón de la Monarquía Hispánica. En un principio, las principales ciudades castellanas como Burgos, Valladolid, Madrid, o Toledo juraron lealtad a Felipe de Anjou. Ciudades como la de Burgos destacaron por los recursos para el ejército, suministros, alojamiento para soldados franceses e incluso tropas propias, destacando el Regimiento de Infantería nº 36 "Burgos" entre otros. Berwick fue naturalizado francés en 1703, y en 1704 fue enviado a la Península Ibérica para las campañas de Felipe V y bajo la supervisión de Luis XIV. Pese a los fracasos en avanzar contra Portugal, fue relevante la administración para la defensa del territorio castellano. Pese a haber sido nombrado caballero de la orden del Toisón de Oro, continuó en las campañas del Languedoc, de las cuales es conocida la toma de Niza a los Saboya.
Regresa a España 1706, de nuevo al frente portugués. En esta ocasión no pudo impedir el avance significativo de los aliados hasta Madrid, lo que obligó a la Corte española y felipista a refugiarse en la ciudad de Burgos, incluida a la propia reina María Luisa de Saboya. Gracias a la unión de fuerzas con Felipe V y los refuerzos enviados por Luis XIV, consiguieron hacer retroceder al pretendiente del Archiduque hasta Valencia. Ese mismo año tomó Elche y recuperó Cartagena. Al año siguiente, en 1707, emprendió de nuevo las campañas hacia el reino de Aragón. Ante el avance de los aliados, el 25 de abril de 1707, Berwick se encontró en Almansa con el ejército del Archiduque. Pese a no haber tenido mucha experiencia en batalla campal, hoy día se recuerda esta contienda como una de las mayores victorias del bando felipista frente al bando aliado de los austracistas y como evento significativo de la Historia de España. Gracias a la batalla de Almansa, le permitió al ejército proborbónico acceder a los territorios de Aragón y arrinconar a los aliados en Barcelona hasta 1710. Bajo el mando de Berwick, destacaron en especial medida buena parte de los regimientos españoles creados en 1704. Gracias a esta campaña, quedó en el expediente de los altos mandos del regimiento burgalés su prestigio para futuras campañas en décadas posteriores.
Tras Almansa, Berwick volvió a Francia para preparar la defensa del reino galo en territorios italianos. No volvió a España hasta 1714, con el asedio de Barcelona que terminó en la caída de la plaza catalana.
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